martes, 20 de julio de 2010

jueves, 15 de julio de 2010

No se si me quiero ir porque estas en los pequeños lugares donde nos refugiábamos de todos.
Por no recordar nada de las bancas donde gastábamos nuestras palabras de amor y deje mucha parte de mí.
Busco salir de ti y olvidar tus ojos cuando me besan.
Te encontraré cuando menos te lo esperes será en un contraluz y con iluminación tenue.
Intento no despertar para seguir en el sueño donde plasmamos el último beso y como testigo un formato de treinta y cinco milímetros.
Por el momento solo vuelo y solo estoy!!

martes, 13 de julio de 2010

De la serie ventanas
























Abro la ventana y tienedo en el marco ese llanto. Esas paranoias que el mundo dice que hay, esas pequeñas cosas que uno carga. Decido tender, -me refiero al llanto-, no exprimirlo, dejar que el viento suave, caliente, lo seque.

Cada ventana deja entrar un mensaje, uno que corre y camina, uno cojo, un mensaje del extranjero, otro de casa, un mensaje viajero, uno no llorado, no aceptado.

Cada ventana abre la posibilidad de respirar...y entonces uno esta allí parado, esperando, concentrado, y sucede:
detrás de una ventana es dónde el alma deja de defenderse...


Fragmento: Cristina Carrillo

sábado, 3 de julio de 2010

Entre durmientes y el tiempo


Entre durmientes y el tiempo X


De la serie "Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo IX


De la serie "Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo VIII


De la serie "Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo VII



De la serie "Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo VI


De la serie "Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo V


De la serie "Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo IV


De la serie "Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo III


De la serie " Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo II


De la serie "Entre durmientes y el tiempo"

Entre durmientes y el tiempo 1



Si pudieran hablar, las centenarias estaciones del ferrocarril que conocieron al mismo Pancho Villa y a sus feroces revolucionarios. Que sobres sus rieles cayó el sudor de los muy maltratados chinos. Desde la estación Chocolate hasta la ciudad de San Pedro sirvieron y fueron testigos del auge algodonero. Ahora desgastadas solo ven pasar el tiempo e inconcebiblemente su historia es llenada de graffiti.